Uno de los bocadillos más solicitados en los bares madrileños, es sin duda el de calamares. Su éxito comenzó en los años 60, pero ya desde el siglo XVI, Madrid contaba con pescado fresco que llegaba desde la costa en recipientes con hielo. En aquellos tiempos, se viajaba a lomos de mulas, tardando doce jornadas en llegar a Madrid. Por ese motivo no siempre llegaba en las mejores condiciones. Así que, para disimular el sabor a pasado, el pescado venía rebozado y frito, añadiendole un chorrito de limón.
Descubre cuáles son los mejores bares y restaurantes para comer bocata de calamares.